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lunes, 31 de enero de 2011

EL VALOR DE LO QUE ATESORAMOS

"... y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocijate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios" Mateo 12:19-21

Es muy fácil en el tiempo que vivimos afanarnos por las cosas materiales. ¿Son importantes?... Claro que sí...pero ¿cuán importantes?. La medida de importancia está en cuánto tiempo invirtamos, cuanto de nuestra pasión y corazón le ponemos. Cuánta expectativa tenemos. Pensar que las cosas materiales o albergar riquezas es la solución de la vida... es necio. Pensar que seremos felices, cuando haya abundancia, estamos equivocados. Jesús nos advirtió que debemos tener cuidado de atesorar sólo para nosotros, de ser ricos sólo para nosotros y olvidarnos de El.
Dios nos dió la vida y el tiempo para disponer y administrarlo como a bien tengamos. Nos dió el poder de escoger que hacer con nuestra vida y con nuestro tiempo. Pero lo que no sabemos, es cuánto tiempo nos queda. El pasado y el presente es nuestro, pero el futuro no. No gastemos TODA nuestra vida en reunir tesoros. Podemos conseguir grandes riquezas, claro que si. Podemos conseguir aquello que hemos anhelado. Y no está mal... pero ¿por cuánto tiempo lo disfrutaremos?. No olvidemos que a la vuela de la esquina nos espera una eternidad en la que ninguna de las cosas materiales nos servirán. Lo único que realmente tiene peso y valor tanto aquí como en la eternidad es una amistad sincera con Dios, conocerlo a El y haber sido generosos con nuestra vida y tiempo, y no haberlos gastado solamente en nosotros mismos.

Con amor,

Sebastián y Yesenia Benalcázar

viernes, 28 de enero de 2011

HORARIOS DE REUNIONES SEMANALES

TOMEMOS EN SERIO LO QUE JESÚS DICE

Hay una historia de un soldado que persiguió y atrapó al caballo desbocado de Alejandro Magno. Cuando devolvió el animal al general, Alejandro le agradeció diciendo: "Gracias Capitan". Con una sola palabra el soldado fue promovido. Cuando lo dijo el general, el soldado lo creyó. Se presentó ante el comandante, seleccionó un nuevo uniforme y se lo puso. Fue hasta el cuartel de los oficiales y eligió una cama. Se dirigió al comedor de los oficiales y comió.
Porque se lo dijo el general, él lo creyó. Ojalá hiciésemos nosotros lo mismo. ¿Esta historia es la tuya? Puede ser. Todos los elementos son los mismos. Ojalá que tomásemos en serio a Jesús. Al igual que en los cielos, debemos aprender que lo que El dice, eso ocurre.
Cuando Jesús diga hemos sido perdonados, descarguémonos de la culpa.
Cuando diga que valemos, creámosle.
Cuando diga que somos eternos, enterremos nuestro temor.
Cuando diga que ha provisto para nosotros, dejemos de preocuparnos.
Cuando diga: "levantate", hagámoslo.

Con amor,

Sebastián y Yesenia Benalcázar

jueves, 27 de enero de 2011

UNA OBRA MAESTRA

"Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús" Filipenses 1:6

Cada uno de nosotros es como un lienzo en blanco cuando nacemos. El gran maestro quiere hacer una obra de arte con nuestras vidas. Las circunstancias y nuestra respuesta a cada evento en la vida son como la pintura con la que El pinta el cuadro. Nuestra vida tiene tantos matices, algunos oscuros, otros vivaces y claros, otros que ni siquiera podemos describir con claridad. El cuadro no está completo todavía. Cuando nos desalentamos y no entendemos el por qué de la cosas que suceden a nuestro alrededor sean buenas y sobre todo malas, Dios nos dice: "El cuadro no está terminado". Cuando veamos la obra maestra terminada entenderemos el por qué de tantas situaciones, cuyo fin era dar cierto acabado especial a la pintura.
No nos desalentemos, entonces, Dios aún sigue obrando en nuestras vidas. Y si bien ciertas cosas no tienen sentido ni lugar, Dios encontrará un uso de ellas para nuestro beneficio. Dios comenzó tan buena obra en usted, permitale que siga haciendo de usted una obra maestra.
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Con amor,

Sebastián y Yesenia Benalcázar